¡Oh mirlo!
¡Delicado y pequeño mirlo!
¿Por qué osas chocarte con mi ventana
Destruyendo el perenne silencio
Que me rodea esta mañana?
¡Oh mirlo!
¿Por qué llegaste justo ahora
Que abandonado estoy a mi suerte
Ahora, que tan solo espero mi muerte?
Extiende tus alas de nuevo
Y emprende un vuelo hacia el olvido
Recorre todo el cielo oscurecido
Aléjate de este sitio podrido.
No te encadenes a mi ventana
Huye, huye de mí,
Hacia una tierra lejana.
Vuela, vuela lejos de este lugar
Déjame envolverme en mi soledad.
No trates de despertar amabilidad
Que tu irrupción ha dejado tendida
Toda intención que tenía de escapar
Donde la vida solo sea eternidad,
Donde ya no tenga que pensar.
Ándate, aleja tu pico de mi corazón
Y permite que el viento te conduzca
donde el suicidio no seduzca.
No permanezcas conmigo
Ya que tan solo encontrarás
Melancólicos sollozos naciendo de la ventana
A la que te fuiste a estrellar.
¡Oh mirlo!
¡Majestuosa ave de este país andino!
Bríndame, te lo pido,
Compasión por mis plegarias.
No dejes que me invadan
Los melancólicos suspiros.
O, si quedarte quieres,
Anida en mi pecho vacío,
Encontrarás el abrigo si prefieres
Del cadáver de mi cuerpo frío.
Autor: Sebastián Chiguano.
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